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La vida de los seres vivos está pautada por el sueño, lo que hace de este una parte fundamental de nuestras vidas. De hecho, nos pasamos un tercio de la vida durmiendo. Gracias a este proceso nuestro cuerpo se regenera y recuperamos la energía necesaria para afrontar la actividad del nuevo día. Es por tanto algo de lo que no podemos estar sin dormir y cuando surgen problemas con el sueño nuestra salud se ve afectada. De este modo, es muy importante tener unos buenos hábitos, los cuales nos permitan conciliar el sueño de forma adecuada y que así este sea realmente reparador.
En el mundo moderno dormir bien se ha convertido en un recuerdo lejano y la falta de sueño en la actualidad es algo habitual. Somos el único mamífero que tiene privación de sueño, lo cual es un fenómeno totalmente anormal y artificial. Son muchos los casos de trastornos del sueño en la actualidad, siendo este un problema que afecta ya a varias generaciones, las cuales no entienden la importancia de dormir ocho horas diarias. En cincuenta años hemos perdido hora y media de sueño por noche, así como un tercio de las personas entre 18 y 35 años, en lugar de las 8 o 9 horas recomendadas, duermen menos de 6 horas y la mitad de las personas sufren falta de sueño. El insomnio se ha vuelto algo frecuente y sus consecuencias afectan a un 40% de la población mundial, así como tiene un grave impacto en un 10 % de los adultos, lo que ha hecho del uso de somníferos algo habitual.
Cuando se habla de trastornos del sueño, no siempre se refiere a problemas severos, sino que simplemente se puede hacer referencia a un sueño de una duración interrumpido o a problemas para conciliar el sueño en un primer tramo de la noche.
Sueño en los adolescentes y los jóvenes
Según la edad los problemas con el sueño tienen distintos orígenes. Actualmente, el sueño en los adolescentes y los niños es insuficiente, debido mayormente al uso de dispositivos electrónicos, los cuales provocan insomnio y demás trastornos, debido al influjo de la luz y a la excitación producida por las diferentes aplicaciones y redes sociales. De este modo el cerebro de los más jóvenes recibe demasiados estímulos y no siente que es el momento de dormir, lo cual desregula el ritmo normal del organismo, con el consecuente riesgo que esto supone para la salud. La solución a esto es no tener contacto con ningún dispositivo y oscurecer la habitación para dormir.
Problemas del sueño en adultos
En el caso de los adultos, los trastornos del sueño, aparte de por la luz, suelen provocarse por problemas físicos, problemas de salud mental, como la depresión o la falta de memoria, así como por malos hábitos, como la falta de movimiento o los horarios demasiado irregulares. Por lo que es muy importante cuidar tales factores y conseguir así un sueño de calidad, pues pasar mucho puede también tener repercusiones en estos, con lo que se crea un círculo vicioso muy dañino para la salud, pudiendo provocar enfermedades. No dormir suficiente nos deja cansados, con una constante sensación de somnolencia y hace que nuestro rendimiento cognitivo se vea afectado.
Consecuencias de la falta sueño
En lo referido a los problemas psicológicos, la depresión o el estrés son motivos frecuentes del mal sueño, pues tales afecciones conllevan síntomas que impiden dormir, como la hipersomnia, que se traduce en una constante sensación de fatiga y cansancio, a la vez que por una constante falta de sueño. Del mismo modo, la mente se mantiene continuamente ocupada en exceso, lo que impide la conciliación del sueño o tener un sueño profundo y realmente reparador.
El problema físico que más frecuentemente afecta al sueño es la apnea, que consiste en una insuficiencia respiratoria, la cual hace que la entrada de aire se interrumpa de forma repetida y esto impide un sueño profundo y continuo, así como también la entrada de suficiente oxígeno. Este es un problema grave que hay que resolver, para así poder dormir sin despertar en la noche.
Entre los malos hábitos son muy comunes el uso de pantallas y de la iluminación eléctrica hasta tarde, la alimentación demasiado irregular y una rutina demasiado sedentaria. Todo esto hace que el cerebro y el organismo no se sienta preparado para dormir, mientras que la salud se resiente por ello.
La falsa creencia de poder recuperar el sueño perdido
El sueño en la sociedad de las prisas es muy deficiente, debido a un gran volumen de trabajo y demás quehaceres. Las personas sacrifican tiempo de sueño y ven así sus energías mermadas junto a su salud, además de su calidad de vida.
Luego está la creencia de que es posible recuperar toda la falta de sueño acumulado y que dedicar el fin de semana a dormir ayuda a recuperar lo que no se ha dormido en la semana, pero se ha comprobado que esto es totalmente falso. Lo más importante es tener una rutina constante de sueño, en la que cómo mínimo se duerma siete horas. Cuando en general se cumplen esas horas mínimas, dormir menos un día no afecta tanto, pero sí en cambio la falta de sueño es constante, dormir mucho un día no mitiga el desgaste que ya se ha producido.
La importancia del descanso
Los trastornos del sueño en la actualidad son muy frecuentes y por tanto es necesario mantener unos buenos hábitos de sueño, para así dormir sin ansiedad y tener también una buena salud. Debido al ritmo tan acelerado y característico de la contemporaneidad, es muy fácil descuidar el descanso, absorbidos por una gran vorágine de tareas y estímulos, frente a los cuales hay que tener cierta precaución y que así nuestra salud no acabe perjudicada. De ahí la importancia del descanso y de conocer cómo podemos hacer para dormir suficiente y hacerlo de forma reparadora
Se debe pues cuidar las horas de sueño y con ello conseguir una mejor salud física y mental. Por ello, es necesario reducir el número de tareas y sobre todo la velocidad con las que estas se realizan. De igual modo, es muy importante cuidar la rutina diaria y prepararnos para el sueño horas antes de ir a dormir, siendo entonces buena idea inspirarnos en los hábitos de las generaciones pasadas.